En ocasiones las ganas por tener unos dientes más blancos hacen que muchas personas busquen trucos usando un producto más o menos cotidiano a modo de blanqueador dental casero.
Una de las prácticas más extendidas y famosas consiste en utilizar el bicarbonato o el limón (la mayoría de las veces mezclados) como producto blanqueador de dientes.
Hay que decir que blanquear los dientes con bicarbonato y/o con limón es una técnica muy utilizada, pero no por ello deja de ser peligrosa para la salud. En muchos sitios de internet se puede ver que mediante este truco se puede blanquear los dientes rápidamente, pero en realidad esto no es así.
El bicarbonato y el limón concretamente son productos muy abrasivos con el esmalte dental, y si bien pueden ayudar a eliminar algunas manchas en los dientes, no van a conseguir aclarar el tono del esmalte por mucho que se apliquen. Al contrario, el resultado más probable de este procedimiento va a ser el desgaste del esmalte dental (que no se recupera), lo que provocará tener dientes deteriorados, erosionados, débiles incluso con bordes transparentes debido a la progresiva pérdida de superficie.
Una vez producido este daño, la única solución sería realizar un tratamiento de carillas dentalesen el mejor de los casos para recomponer la superficie erosionada, por lo que al final este “truco de la abuela” para hacer un blanqueador dental casero terminaría saliendo mucho más caro de lo que pensábamos al principio.